Desde hace un par de encuentros el Barcelona venía dando luces de volver a sus inicios, juego de posesión, transiciones largas de balón, control de los tiempos y paciencia para golpear en el momento justo. Sorprendido el Manchester City ante la imposibilidad de quitarle el balón al cuadro catalán desde un inicio, ya que a sabidas cuentas, el conjunto inglés, gusta mucho del manejo del esférico y abusa poco del trazo largo buscando a sus delanteros.
La primera mitad fue una representación digna de un “choque de trenes” que habitualmente se acostumbra definir a los duelos entre dos grandes equipos con innumerables figuras y que si o si, su principal objetivo es la victoria. Le costó a los dirigidos por Pellegrini entrar en marcha, sin argumentos más que el físico para responder al monólogo blaugrana de toque precioso y mágico, apelaron a la fuerza para lograr lo que con fútbol les estaba costando en demasía. La presión y el orden implantado por la escuadra del Tata Martino, hizo recordar a las mejores épocas de éste Barca bajo el mando de Guardiola.
El Tata Martino puso en la cancha un once pensando más en la posesión y el dominio del balón que un once vertical y ofensivo, dando entrada a Cesc en lugar del velocista Pedro, un reflejo de su propuesta para hacerse con el mediocampo. Le funcionó al argentino, ya que los citizens estuvieron cuesta arriba durante todo el primer tiempo, pero aún así se las ingeniaron para poner en aprietos a Valdés y compañía, que en términos generales, fueron solventes y seguros ante un exigente rival.
El guión no varió para la segunda parte, el Barça sometió a una asfixia total a los ingleses, y en una pérdida en la salida del balón de Navas, Messi bien ubicado, recibió un balón al pie y con espacio libre, pero fue derribado por Demichelis cuando encaraba a Hart en una ocasión manifiesta de gol, dentro o fuera del área la falta, lo cierto es que le valió la expulsión al argentino que dejaba en una gran desventaja a su equipo. Transformó Messi el penal por gol y el encuentro se le hizo una pesada losa al City.
De ahí en adelante, transitó a placer por todos los espacios de la cancha, mientras, un impotente City intentó encontrar los caminos, sin luz y sin ideas, su fútbol nunca apareció, su mejor aliado el balón, le perteneció totalmente a Xavi y sus escuderos, con un 68% de posesión la superioridad se cuenta sola, ante un cuadro inglés que nunca pudo imponer sus condiciones, y en el peor de los casos jugando como local.
Para cerrar la noche, Alves, de gran participación, anotó el definitivo 0-2, tras una combinación con Neymar para poner punto y final a un gran encuentro. La ida fue para el Barça, que ya encarrila su clasificación.
Redactor: José Díaz (@JoMa_Days)
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