domingo, 17 de noviembre de 2013

El Alumno y el Maestro (@sircule2012)









Dicho sea con todo el respeto a un jugador que cambió la historia del Barça. El brasileño dimitió voluntariamente a los 26 años, la edad actual de Messi, pero sus trayectorias nada tienen que ver. Ronnie se dejó ir porque ya tenía bastante; el argentino, simplemente, se ha lesionado por saturación. Nada más. Se ha roto porque no existe el futbolista biónico. Lo que es algo normal y habitual en cualquier deportista, es novedoso en Messi porque ha parecido invulnerable durante los últimos 5 años. Ahora debe parar porque no lo hizo cuando le tocaba, cuando se empezó a romper aquella bendita noche del 2 de abril en París. El tiempo ha demostrado que volver a jugar tan pronto fue un 'pan para hoy, hambre para mañana' producto de la necesidad de un equipo 'messidependiente' y de una falsa sensación divina con Leo que todos hemos llegado a creernos. No, Messi es humano. Se lesiona como todo el mundo y, cuando no juega con confianza, se nota. El Barça lo entendió/intuyó fichando a Neymar de forma preventiva, y él debe asumirlo para aprender y volver siendo mejor de lo que ya es. Ese es el reto de Messi.

El crack tiene dos meses largos por delante que debe convertir en el gran punto de inflexión de su carrera. El momento es ideal. El Barça es más sólido que nunca sin él, estamos en el tramo menos decisivo de la temporada y se viene un 2014 mundialista donde todas las miradas apuntarán hacia Leo. Lejos de presionarse, debe motivarse con ese horizonte. Le toca recuperarse físicamente y oxigenarse mentalmente. Una lesión siempre es una desgracia, pero igual el bíceps femoral le ha hecho un favor a Messi. Le convenía parar. Necesitaba un aviso serio para reflexionar, para darse cuenta de que no puede jugar siempre, para descubrir que las molestias son la antesala de la rotura, para ver que los veranos son para descansar, para chequear sus rutinas, para dejarse aconsejar por los que le quieren y por los profesionales que le rodean... Ser el mejor de la historia chutando un balón no significa tener la razón absoluta. Si Messi entiende la lección, como decía esta semana Valdano, su mejor versión está por llegar. La plenitud está mucho más cerca que el declive.

Al contrario que Ronaldinho, Messi ha pecado más por exceso (de fútbol) que por defecto. Leo ha llegado hasta aquí porque nunca ha tenido suficiente. A menudo parece que la felicidad solo le llega a través del fútbol y eso debe rectificarlo canalizando su voracidad y siendo más selectivo. Toca levantarse después de esta caída, como siempre hacen los más grandes.

Gracias a Dios que me ha dado tanto en la vida incluso un lector como tu!


Redactor: Jesus Sanchez (@sircule2012)




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